15 El territorio de Nutka, su disputa y los Tratados para resolver su soberanía
El territorio de Nutka, Nutca, Nootka, Notka o San Lorenzo de Nutka, comprendía las islas de Nutka, la de Quadra y Vancouver (llamada así desde 1792 en homenaje al amistoso encuentro que tuvieron el comandante español y el capitán inglés, nombre que los cartógrafos de la Compañía de Hudson acortaron después hasta dejarlo en Vancouver), la de Flores y otras del actual estrecho de Georgia (que había sido llamado Canal del Rosario por Eliza), así como la totalidad del actual Lower Mainland, en la Columbia Británica, y la mitad sur de esta provincia canadiense. A estas tierras habría que añadir una gran parte de los actuales estados norteamericanos de Washington, Oregón, Idaho y Montana. Dicho territorio fue gobernado desde la ciudad de México desde 1789, cuando los españoles al mando de Esteban José Martínez de la Sierra tomaron posesión de la isla de Nutka y construyeron el fuerte de San Miguel, hasta 1795, fecha en la que fue abandonado. Convertido en enclave estratégico, juntamente con el puerto de San Blas, en la idea de controlar el Pacífico americano del norte, la rivalidad con los británicos por su control así como otras cuestiones de naturaleza política, terminaron por promover las llamadas Convenciones de Nootka, celebradas entre los años 1790, 1793 y 1794, en las que se resolverían definitivamente las diferencias entre españoles y británicos, a los cuales se les cedería la posesión de las instalaciones allí erigidas, a la vez que quedaba libre el acceso al mismo, sin quedar definida además la pertenencia a ningún Estado, ya que tanto la Monarquía hispánica como el Reino Unido quedaban autorizados para establecerse en la zona. De esta manera se evitaba una guerra entre España e Inglaterra por las demandas territoriales en la zona noroeste del Pacífico. Fue entonces cuando la costa noroeste del continente americano, desde Oregón hasta Alaska, estuvo abierta a la colonización británica, pero el comienzo en Europa de las guerras napoleónicas, o guerras de coalición, hicieron que las potencias europeas tuvieran que implicarse en ellas y dedicarle sus mayores esfuerzos, dejando así a un lado sus intereses en esa zona del continente americano. Tampoco en ese momento Estados Unidos llevó a cabo ningún tipo de reclamación sobre esa área, pero adquirió los derechos españoles en la región cuando finalmente España se retiró del Pacífico Norte y transfirió sus reclamaciones territoriales a los Estados Unidos en el Tratado Adams-Onís de 1819. Este tratado, conocido también como Tratado de Transcontinentalidad o como Florida Purchase Treaty, fijó los límites territoriales entre los Estados Unidos y las posesiones españolas en América, estableciéndose la frontera en los ríos Sabina y Arkansas, trazado fronterizo que se completaba con el área determinada por el paralelo 42. Así, España renunciaba a Oregón, Florida y Luisiana, obteniendo a cambio el reconocimiento de su soberanía sobre Texas. En 1832 México, ya independiente, ratificó el Tratado Adams-Onís, y los límites establecidos en el Convenio constituyeron la frontera entre Estados Unidos y México hasta la guerra de 1846.
En cuanto al territorio de Oregón, cuando Estados Unidos concluyó que había adquirido mediante dicho Tratado los derechos españoles de propiedad exclusiva en el territorio, tuvo que enfrentarse con los británicos, que tenían fuertes intereses comerciales por el río Columbia, para resolver la llamada Cuestión del Oregón. Durante la presidencia de James Knox Polk, 11º presidente de los Estados Unidos, y fuerte defensor del expansionismo y del Destino Manifiesto, la Plataforma Demócrata de 1844 reclamó toda la zona de Oregón, desde el límite norte de California hasta la latitud 54º 40´, el límite sur de la Alaska de Rusia. Los extremistas plantearon entonces ir a la guerra con el Reino Unido, pero Polk era consciente de que con una guerra no conseguiría el territorio demandado y, afortunadamente, los británicos tampoco parecían querer un conflicto. Así que el presidente de los Estados Unidos intentó resolver el conflicto mediante la ampliación de la frontera canadiense a lo largo del paralelo 49, desde las Rocosas al Pacífico, pero, ante la negación de los británicos, Polk reafirmó la reclamación a toda la zona. Finalmente, los ingleses se conformarían con el paralelo 49, excepto la punta sur de la isla de Vancouver, y aunque desde los Estados Unidos muchos seguían pidiendo el territorio entero (¡54-40 o guerra!, era su reclamación), el Senado aprobó el Tratado, ante el disgusto de muchos demócratas con Polk, y el conflicto por el territorio se resolvió finalmente en 1846 con la firma del Tratado de Oregón. Todo este territorio se dividiría después en los estados de Washington, Oregón, Idaho, Montana y Wyoming.